Las tesorerías de bancos y firmas gestoras de activos van a la caza de jugosos fondos de terceros a cambio de una tasa de interés, y son dineros que son parte de operaciones legítimas y supervisadas por las autoridades como la Superintendencia de Banca y Seguros [SBS].

Entre estos "terceros" se ubica -cómo no- el Estado y su masa crítica de fondos suceptibles a ser incorporados a la unidades de gestión de caja de los bancos; y desde luego colgar al conjunto de funcionarios a su cartera de clientes por convenios, préstamos, tarjeta y CTS.

A propósito de una práctica mercantilista de determinados grupos y conglomerados financieros [que gestionan bancos y firmas gestoras], práctica traducida en aportes por adelantado a campañas de postulantes a ser Gobierno:

¿No sería acaso coherente concebir estos apoyos por adelantado como una suerte de "estímulos" contra la prestación futura -cuando el candidato o candidata sea Gobierno- de acceder a los ricos fondos y universo de clientes pasando por una especie de ventanilla única?

Lo anterior se propone como una suerte de hipótesis de cara a que tanto plataformas y autoridades como la SBS y su Unidad de Inteligencia Financiera [UIF] estudien esta ruta de dineros hacia políticos y políticas, y para que plataformas ciudadanas -como la del exprocurador Julio Arbizú- puedan igualmente reflexionar en torno a estas operaciones poco transparentes. 



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