La lucha de hoy no sólo es desde el frente político. El Tribunal Constitucional [TC] a través de sus fallos o laudos afecta a los mercados, y por ende al correcto funcionamiento de estos otorgándoles claridad y transparencia.
La defensa que hagamos del TC entonces tiene impacto en la economía, en los negocios y finalmente en nuestros bolsillos.
Queremos unos mercados libres de corrupción, informalidad y amparados por instituciones fuertes y no como en los años noventa, cuando estas últimas estaban copadas por una mafia que a través de lobbies y cabildeos favorecía al modelo de negocio de grupos de poder en función de una premisa: corrupción.
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