El lunes las alarmas se encendieron en el trading online global.
La operativa vespertina de Wall Street señalaba a los títulos tecnológicos cayendo tras la ofensiva de Washington contra Huawei Technologies –vetándola de comercializar dispositivos en Estados Unidos- lo que agudizó el temor de un impacto en los fabricantes de microprocesadores y un avance en la guerra comercial.
Proveedores estadounidenses de Huawei como Qualcomm, Micron Technology y Broadcom Inc recortaban 5%, el Índice de Semiconductores de Filadelfia perdía un 2,88%. Lumentum Holdings Inc., caía aquel “lunes negro tecnológico” un 2,68%.
Esta falta de apetito por el riesgo preocupó hacia el cierre.
Sin embargo el martes todos los mercados estadounidenses tecnológicos rebotaron.
Sería injusto decir que la suspensión del veto [por cuestiones de “seguridad nacional”] por tres meses que impuso el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el lunes por la tarde a Huawei no fue clave en esta reacción positiva; no obstante, el crédito vino –en simultáneo- desde el fundador de la firma china el exmilitar de 74 años Ren Zhengfei.
[Cuyo nombre se nos antoja a villano de James Bond o de Star Wars].
En términos genéricos, Ren dijo que se adaptarán estratégicamente.
O la frase cliché de escuela de negocio “las empresas como organismos vivos deben adaptarse a cambios recurrentes en los mercados”, y el coloso chino de las comunicaciones no es la excepción ante los problemas:
- La preocupación viene desde la pérdida del mercado hasta la cadena de valor proveedores versus fabricante.
- A ello se añade el pánico que sufrió Google cuando decidió el lunes por la noche divorciarse de Huawei a través de su intención de colocar candados al sistema operativo desarrollado por la estadounidense, Android.
- Además de la tecnológica 5G y en manos de quién queda ésta.
Lo cierto es que Huawei no va a descartar, de golpe y a la ligera, los chips estadounidenses. Si no hay suministro, la china advirtió que tiene planes de contingencia.
Puede ser: antes de que estallara la guerra comercial [2018] Huawei se surtía en un 50% de chips de firmas de los Estados Unidos. La otra mitad viene de plantas chinas y asiáticas a través de maquiladoras.
Cuestión de recomponer proveedores. Suena fácil, pero no lo es. Pero tampoco imposible para una firma que factura miles de millones de dólares y cuya cultura logística puede sorprender a más de un experto.
De no perder movilidad en la línea de ensamblaje, no se perderá –necesariamente y en una proporción aceptable- mercados. La china ya anunció el desarrollo de armazones “alternativos” a la plataforma Android, ojo.
Desde luego el affaire Huawei versus Casa Blanca seguirá su curso orgánico. Y tendrá un final neutro para los mercados y usuarios alrededor del planeta.
Lo que preocupa más –de momento- es un cada día más endeble y vulnerable acuerdo de paz Pekín versus Washington.
Habrá que “pagar por ver”.
Bonus. En términos locales, analistas de fondos privados de pensiones [AFP] indicaron –sin otorgar proyecciones, composición de activos tecnológicos gestionados, nivel de exposición a títulos tecnológicos o a volatilidad global- que AFP podrían “verse afectadas” [en rentabilidad].
Un ad ignorantiam más de nuestros administradores de pensiones. Uno más.